En el funeral delexpresidente George H.W. Bush, un curioso suceso capturó la atención del público: las esposas deBill Clinton, Barack Obama y George W. Bushrecibieron cada una un misterioso sobre. Se cree que estos sobres contenían información secreta vinculada a una base de datos clandestina descubierta por losSombreros Blancosdel ejército, que supuestamente guardaba los secretos más oscuros de los regímenes de laCábala y el Estado Profundo.
En los oscuros recovecos de la historia, ciertos acontecimientos se erigen como hitos, revelando secretos que el mundo nunca debió conocer. Una de esas ocasiones trascendentales fue el funeral de George H.W. Bush, un nombre sinónimo del establishment estadounidense. Si bien el mundo vio la ceremonia con gran pesar, lo que se desarrolló detrás de escena fue una revelación que cambiaría el curso de la historia para siempre.
¿Recuerdas aquel fatídico día en que a todos los miembros de la Cábala les entregaron sobres?
Fue un momento que nos hizo sentir escalofríos y nos dejó preguntándonos: ¿Qué podía ser tan importante que tenía que estar oculto dentro de esos envoltorios crípticos?
¿Recuerdas cómo la cara de Jeb Bush se puso pálida cuando abrió la suya?
Si no es así, déjame refrescarte la memoria...
Dentro de esos misteriosos sobres, entre los números crípticos y los mensajes ocultos, yacen las llaves de un mundo oculto de revelaciones impactantes. Estas claves, cuando fueron conectadas por los vigilantes guardianes de la verdad, losSombreros Blancos de las Fuerzas Armadas,desbloquearon una base de datos clandestina repleta de los secretos más oscuros de la Cábala y el régimen del Estado Profundo.
Este repositorio no era solo un tesoro de secretos; Era una crónica desgarradora de malevolencia. Documentó las siniestras maquinaciones del Vaticano, la complicidad de las Naciones Unidas, la participación de la OTAN en el tráfico de personas, los imperios mundiales de la droga que se habían infiltrado en los gobiernos, el complot clandestino del 11 de septiembre que implicaba a laCIA, el FBI, los Rockefeller, los Rothschildy altos funcionarios estadounidenses, y el enigma que envolvió elasesinato de JFK.
Pero las revelaciones no se detuvieron ahí. Este tesoro oculto también expuso los actos espantosos de un protegido de laCIA de la era Obama,quitó las capas de la dudosa narrativa que rodeaba la muerte de Bin Laden y desenredó la enmarañada red que conectaba a Obama con el enigmático virus de Wuhan. Era un compendio de acusaciones selladas y un archivo visceral de videos que desenmascaraban el vientre vil de unaconspiración global.
Lo que conmocionó a todo el mundo fue la revelación de que nadie estaba más allá del escrutinio. Los ojos vigilantes de la inteligencia militar habían documentado meticulosamente todas las facetas de la comunicación humana: datos telefónicos, interacciones con la computadora, llamadas telefónicas, mensajes de texto y correos electrónicos. Aquellos que habían recibido estos enigmáticos sobres se encontraron atrapados en la mirada omnisciente de la verdad.
En medio de esta revelación, surgió un giro sorprendente: George H.W. Bush, un nombre sinónimo del establishment, se había convertido en informante de las mismas Fuerzas Armadas a las que una vez sirvió. El mundo observó con incredulidad cómo las piezas del rompecabezas caían en su lugar, rompiendo las nociones preconcebidas y dejando a todas las partes implicadas lidiando con la marea inexorable de la verdad.
A medida que los números se alineaban y los secretos del sobre se desplegaban, una red de engaños e intrigas quedó al descubierto para que todos la vieran. Fue una revelación que sacudió los cimientos mismos del poder y no dejó lugar a la negación. El mundo observaba, y la historia estaba a punto de ser reescrita.
En un mundo donde los secretos son moneda de cambio y el engaño es la norma, la presentación de los enigmáticos sobres en el funeralde George H.W. Bushfue un evento sísmico. Fue un momento que desafió nuestra comprensión del poder y nos recordó que incluso las instituciones más arraigadas pueden ser expuestas.
Las implicaciones de esta revelación son de largo alcance. Pone en tela de juicio las narrativas que nos han alimentado durante décadas y exige que reevaluemos las acciones y los motivos de quienes están en el poder. Nos obliga a confrontar verdades incómodas y a hacer las preguntas difíciles.
A medida que profundizamos en la madriguera del conejo de estas revelaciones, debemos recordar que la búsqueda de la verdad no es un esfuerzo pasivo. Requiere vigilancia, discernimiento y voluntad de desafiar el statu quo. Exige que responsabilicemos a los que están en el poder por sus acciones, sin importar cuán influyentes puedan ser.
Al final, los enigmáticos sobres que surgieron del funeral de George H.W. Bush sirven como un duro recordatorio de que la verdad siempre encontrará la manera de salir a la luz. Puede estar oculto por un tiempo, pero nunca puede estar oculto para siempre. Y cuando surge, tiene el poder de remodelar el mundo tal como lo conocemos.
¿Recuerdas el funeral de George H.W. Bush?¿Recuerdas cuando a todos los miembros de la Cábala les entregaron sobres? ¿Y recuerdas cómo la cara de Jeb palideció cuando abrió la suya? Es un momento de la historia que nunca debemos olvidar, porque contiene la clave de una verdad que ya no se puede negar.
Al final, la pregunta sigue siendo: ¿Qué otros secretos yacen ocultos en las sombras, esperando ser revelados? Solo el tiempo lo dirá, pero una cosa es segura: el mundo nunca volverá a ser el mismo.
En la última entrega tenemos una posible razón por la que el vicepresidente Mike Pence y su esposa Karen recibieron un sobre en el funeral de George Bush y por qué el teniente general Michael Flynn fue tendido una trampa por el FBI.
El enlace a una historia de Sara Carter muestra textos adicionales entre el ex agente especial del FBI caído en desgracia Peter Strzok y su amante, la ex fiscal del FBI Lisa Page, que intentaban desarrollar y dentro del espionaje de la Casa Blanca durante el equipo de transición de Trump después de las elecciones de 2016.
En un artículo bastante extenso, Cater expone lo que Strzok y Page tenían en mente.
El jefe de gabinete de Pence en los primeros días de la Administración Trump era Josh Pitcock. Pitcock estaba casado con Katherine Seaman. Seaman trabajó para el FBI y antes de las elecciones trabajó con Strzok y Page en la investigación de los correos electrónicos de Hillary Clinton.
Es por eso que lo llaman el pantano. Las conexiones están tan plagadas de parejas casadas que rara vez toman el mismo nombre para ofuscar las conexiones.
Como se puede ver arriba, Karen Pence, al igual que todas las demás esposas en el funeral de Bush, recibió una nota dentro de sus programas. También hay que tener en cuenta que detrás de Pence y a su izquierda, un agente del Servicio Secreto está monitoreando su reacción, mientras que el Veep se sienta directamente detrás del presidente.
Lo que contenían las notas nunca ha sido divulgado, las reacciones de los destinatarios no fueron alegres, de hecho, el horror y/o el pavor se vieron en muchos de los rostros después de leer las notas.
Mi especulación de alto octanaje es que el equipo de inteligencia de Trump descubrió que Pence sabía de las actividades de Pitcock para espiar al presidente recién elegido, y Pence también puede haber acordado ayudar al fiscal general adjunto Rod Rosenstein con su caso de que Trump no era apto para servir, lo que convirtió a Pence en presidente bajo la Enmienda 25.
Creo que el teniente general Flynn tiene todos los detalles sobre Pence, Pitcock y Seaman, pero el FBI le cortó las piernas cuando Strzok y otro agente lo entrevistaron sin un abogado para hablar con funcionarios extranjeros durante la transición.
El FBI tenía cintas de Flynn en una llamada telefónica con el entonces ministro de Relaciones Exteriores ruso, y cuando Flynn no pudo recordar los detalles exactos de la llamada, el FBI lo acusó de mentir.
Esto fue para deshonrar a Flynn y mantener en secreto la información de espionaje de Pence. Pero no funcionó.
En los anales de la historia de Estados Unidos, muchas familias han ascendido al poder y la riqueza. Sin embargo, entre ellos, hay una familia cuyas siniestras hazañas se distinguen del resto: la familia criminal Bush. Durante tres generaciones, esta familia ha creado ingeniosamente una fachada de honor, incluso cuando han enterrado la evidencia de sus duplicidades en lo más profundo del núcleo de la nación.
Para comprender verdaderamente el alcance del engaño de la familia Bush, debemos viajar en el tiempo, rastreando el origen de sus crímenes. ¿Sus motivos estaban impulsados por la ambición? ¿Poder? ¿O un impulso innato de ser los titiriteros de una nación?
Rara vez nos encontramos con un linaje tan consistentemente manchado con la marca de la malversación. El legado de la familia Bush no se trata solo de doblar las reglas; Se trata de reescribirlos, de construir una narrativa de mentiras que quieren que el mundo crea.
El aspecto alarmante de la saga de Bush no son sólo los actos en sí, sino la consistencia con la que se cometieron. No como incidentes aislados, sino como un modus operandi, una forma de vida. Un código de conducta que no se trataba de servir a la nación, sino de utilizar sus recursos para su beneficio.
Cada generación parecía superar a la anterior, empujando los límites de lo que el público podía aceptar y la ley podía tolerar.
1. Los oscuros comienzos del patriarca
Mientras que la mayoría de las familias enseñan a sus hijos las virtudes de la honestidad y la integridad, el patriarca Bush parecía estar adoctrinado con un conjunto diferente de valores. Sentó las bases, mostrando a los Bush más jóvenes los entresijos de la intriga política y la manipulación. ¿Fueron estos primeros días sólo una obertura de la gran sinfonía del engaño que vendría después?
2. Pasar la batuta: un legado de mentiras
La siguiente generación abrazó este oscuro legado, amplificando la infamia de su familia. La audacia con la que operaron, desafiando a las mismas instituciones que se suponía que debían mantenerlos bajo control, no tenía parangón. Sus acciones no fueron meros puntos en el radar de la política estadounidense; Se convirtieron en la misma tormenta que amenazaba con engullir a la nación.
3. La tercera vez no tiene encanto: la generación más peligrosa
Los Bush más jóvenes, beneficiándose de décadas de engaños familiares, parecían haber dominado el arte. Se movían con una delicadeza y astucia que hacía que sus predecesores parecieran aficionados. La nación observó, a veces con incredulidad, cómo cometían actos que desafiaban la lógica, la moralidad y la ley.
El patrón: un ciclo irrompible
El patrón problemático surge cuando se conectan los puntos entre las generaciones. Cada acto de engaño se basaba en el anterior, creando una fortaleza de mentiras. Pero, ¿cuál era su objetivo final? ¿Fue el dominio global? ¿Riqueza insondable? ¿O fue la emoción del juego suficiente para que siguieran jugando?
La fachada se desmorona: amanece la conciencia pública
En una era de información, donde cada acto puede ser escudriñado y cada secreto desenterrado, es una maravilla que la familia Bush haya logrado eludir la detección durante tanto tiempo. Las revelaciones, cuando llegaron, fueron explosivas, destrozando la fachada minuciosamente construida de la familia.
El público, que antes los adoraba y confiaba, ahora los miraba con sospecha y desdén. Cada discurso, cada acto, cada gesto fue diseccionado, buscando significados ocultos y amenazas veladas.
La anatomía de su modus operandi
Uno podría preguntarse, ¿qué hizo que la familia Bush fuera tan hábil en el engaño? No era solo su perspicacia política, sino una mezcla única de inteligencia, carisma y voluntad de aventurarse donde otros no se atreverían.
A raíz de estas revelaciones, una nación lucha por llegar a un acuerdo con la enormidad del engaño. Las preguntas persisten. ¿Podremos volver a confiar? ¿Cómo reparamos el tejido de nuestra sociedad, desgarrado por las obras de una familia?
El camino hacia la curación será largo y arduo. Sin embargo, en la búsqueda de la verdad, encontramos nuestra fuerza. La familia criminal de Bush puede haber proyectado temporalmente una sombra sobre nuestra nación, pero la resistencia del espíritu estadounidense siempre brillará.
La historia está plagada de historias de traición, pero la saga de Bush se encuentra en una liga propia. Un juego de engaño de tres generaciones, donde las reglas cambiaban constantemente y lo que estaba en juego era el alma misma de una nación. A medida que el polvo se asienta, uno solo puede esperar que su reinado de engaño sirva como un duro recordatorio, un cuento con moraleja para las generaciones futuras.