Se avecina un momento histórico. Durante más de un siglo, los estadounidenses han estado, sin saberlo, bajo el dominio financiero de potencias extranjeras. Hoy en día, ya no es una realidad oculta: Estados Unidos ha estado operando como una corporación, controlada por una poderosa alianza del Vaticano, la Corona británica y los que están en el poder desde 1871.
El presidente Donald J. Trump está derribando el telón de este imperio corporativo encubierto, adoptando una posición para restaurar a Estados Unidos como una república soberana. Con voces como la de Jan Halper-Hayes revelando todo el alcance del trabajo de Trump entre bastidores, la historia se está abriendo de par en par. Se trata de reclamar el oro de Estados Unidos, sus libertades y el fin de los lazos que lo han atado a intereses extranjeros durante demasiado tiempo.
La impactante realidad de 1871 ya no es una verdad oculta. En ese momento, Estados Unidos estaba estratégicamente entretejido en una alianza financiera con el Vaticano y la Corona Británica. Este acto transformó a los Estados Unidos de una república soberana a una entidad corporativa, un acto que se mantuvo en las sombras de la historia. Los estadounidenses han pagado impuestos, han construido sus comunidades y han defendido su país bajo la ilusión de la independencia. Sin embargo, Jan Halper-Hayes y los informantes revelan una historia diferente: que los dólares de los impuestos estadounidenses se canalizaron de vuelta al Vaticano, ya que Estados Unidos nunca estuvo realmente libre de la influencia de la Corona británica.
Esta alianza de 1871 significaba que los ciudadanos estadounidenses, al mismo tiempo que celebraban la libertad y la democracia, en realidad estaban financiando un plan corporativo. La posición inquebrantable de Trump es la clave para cortar finalmente estos lazos ocultos. No se trata de patriotismo sobre el papel; se trata de tomar medidas reales para poner fin a un ciclo de manipulación financiera que ha moldeado secretamente el curso de Estados Unidos durante generaciones.
Se ha informado que en una reunión histórica con la reina Isabel, Trump declaró el fin de la corporación, lo que indica un regreso a la república. Halper-Hayes relata las palabras exactas de Trump, rompiendo efectivamente el poder que la Corona tenía sobre los Estados Unidos. No fue un gesto, fue un acto monumental de reivindicación de la soberanía nacional. Trump, en un movimiento audaz, le dijo al mundo que Estados Unidos ya no estaría atado a las cadenas financieras establecidas en 1871. Esta declaración marca un cambio fundamental en el poder estadounidense.
El acto de Trump es más que teatro político. Al reclamar el estatus de Estados Unidos como república, está tomando medidas para desmantelar las estructuras y relaciones que mantenían los intereses estadounidenses subordinados a las potencias extranjeras. Esta es una batalla por el alma misma de Estados Unidos, y Trump está al timón, respaldado por aliados que saben lo que está en juego.
Según Halper-Hayes, una operación de transferencia que involucró a 650 aviones trajo de vuelta oro estadounidense del control del Vaticano. Este oro, la base misma de la riqueza y el poder de Estados Unidos, había sido desviado, controlado no por Estados Unidos, sino por manos extranjeras. Con este oro de vuelta en suelo estadounidense, Trump señala una nueva era de independencia financiera y una oportunidad para reconstruir una economía soberana.
La Reserva Federal, con sus políticas opacas y su control sobre la moneda estadounidense, ha sido una herramienta de la llamada América corporativa. Halper-Hayes revela que el oro, el respaldo monetario original de Estados Unidos, es crucial en la misión de Trump de desmantelar el control de la Reserva Federal. En un mensaje de Q,"El oro destruirá a la FED",el camino a seguir se vuelve claro:al asegurar el oro, Trump está posicionando a Estados Unidos para poner fin a las manipulaciones de la Reserva Federal.
No se puede exagerar el impacto de esto. Reemplazar el actual sistema de moneda fiduciaria con un dólar respaldado por oro restauraría la estabilidad, la integridad y la independencia de las finanzas de Estados Unidos. La búsqueda de este objetivo por parte de Trump demuestra su intención de volver a una base económica que sirva al pueblo, no a los bancos internacionales ni a las potencias extranjeras.
Con las batallas legales en curso, la capacidad de Trump para citar a individuos y documentos abre un nuevo frente en la guerra contra el establishment atrincherado. Halper-Hayes destaca que la capacidad legal de Trump le permite llamar a figuras clave para que testifiquen y proporcionen pruebas, desvelando capas de secretos ocultos al público estadounidense. Las elecciones de 2020 y sus secuelas están en el centro de este proceso de revelación, ya que Trump utiliza su posición para descubrir la verdad detrás de los procesos electorales y la injerencia extranjera.
Se trata de algo más que una sola elección. El uso estratégico del poder de citación por parte de Trump está descorriendo el telón de un sistema de corrupción e interferencia que ha permeado todos los aspectos de la gobernanza estadounidense. Sus oponentes están sobre aviso: la verdad está llegando, y el pueblo estadounidense está a punto de ver el alcance total de las traiciones que se les ocultan.
La Orden Ejecutiva 13848, firmada el 12 de septiembre de 2018, se erige como una de las medidas más proféticas de Trump. Al apuntar a la interferencia extranjera en las elecciones de EE.UU., esta orden ahora parece menos una precaución y más una configuración deliberada para atrapar a los actores extranjeros y nacionales en el acto. Halper-Hayes enfatiza que Trump previó las amenazas que se cernían sobre las elecciones estadounidenses, poniendo en marcha esta orden como salvaguarda.
Las revelaciones de Edward Snowden, junto con el papel de la Fuerza Espacial en la ciberseguridad, subrayan las inmensas capacidades de inteligencia del gobierno de Estados Unidos. Según Halper-Hayes, la administración de Trump ha aprovechado estas herramientas, asegurándose de que ninguna manipulación de los resultados electorales o de la seguridad nacional pase desapercibida. La Fuerza Espacial, a menudo desestimada por los desinformados, ahora se erige como un elemento crucial en la protección de la democracia estadounidense.
La inteligencia militar y la Fuerza Espacial son los principales activos de Trump, ya que recopilan pruebas y protegen datos que no se pueden ignorar. Aquellos que creían que podían manipular la democracia estadounidense subestimaron el poder de estas fuerzas. La previsión de Trump al establecer la Fuerza Espacial solidificó una capa impenetrable de defensa, una que jugará un papel fundamental en los procedimientos legales por venir.
Los tribunales a menudo desestimaron los casos que impugnaban las elecciones de 2020 debido a la "falta de legitimación", una táctica que impidió que se vieran las pruebas. Pero Trump, sin inmutarse, ha seguido maniobrando dentro del sistema legal, permitiendo que se desarrolle el caos mientras se posiciona estratégicamente para presentar su caso.
La paciencia de Trump muestra una comprensión magistral de la ley y un compromiso para permitir que el proceso legal revele la verdad. Halper-Hayes señala que al elegir sus batallas, Trump se aseguró de que, cuando llegara el momento, la evidencia fuera innegable. Los tribunales ya no pueden eludir la verdad; Trump está preparado, y el sistema legal ahora debe enfrentar la evidencia de frente.
Halper-Hayes, que forma parte de un grupo de trabajo del Departamento de Defensa, confirma que Trump tiene pruebas críticas aseguradas y listas para ser presentadas. "Tienen los bienes", afirma, indicando que el Departamento de Defensa está alineado con los esfuerzos de Trump para exponer la verdad y desmantelar los sistemas corruptos dentro del gobierno estadounidense.
La participación del Departamento de Defensa es una clara señal de la gravedad de esta lucha. La búsqueda de Trump no es meramente personal; es un esfuerzo a gran escala para restaurar la integridad de Estados Unidos. Con el apoyo del Departamento de Defensa, la postura de Trump contra la corrupción se ve reforzada por la fuerza y los recursos de las fuerzas armadas de Estados Unidos, lo que garantiza que aquellos que intentaron socavar a Estados Unidos rindan cuentas.
Halper-Hayes revela que la estrategia de Trump no tiene que ver con la subversión; Se trata de transparencia. Ha preparado el escenario para exponer lo que los conocedores llaman el "Estado Profundo", una red de élites corruptas que han mantenido cautivo a Estados Unidos durante décadas. Las acciones de Trump están provocando un despertar nacional, uno que llama a los estadounidenses a enfrentar y desmantelar la influencia de intereses extranjeros y corruptos en su propio gobierno.
Esta no es una revolución nacida del caos, sino un plan deliberado y calculado para devolver el poder al pueblo. Trump ha revelado la historia oculta de Estados Unidos, y ahora está liderando la carga para remodelar su futuro. Con cada paso, quita las capas, exponiendo la corrupción y allanando el camino para un Estados Unidos verdaderamente independiente.